La celebración del Centenario de la UNT, a cumplirse el próximo 25 de mayo, despierta recuerdos y nostalgia en quienes fueron y son parte de la Casa de Altos Estudios. Tal es el caso de María Rosa Díaz Romero, y de Ana Mónica Díaz Romero, quienes son hija y nieta respectivamente de uno de los primeros egresados de la Universidad Nacional de Tucumán, José Ignacio Díaz Romero.
En 1919, Díaz Romero egresó de la UNT como Ingeniero Químico junto a cinco compañeros de carrera. Ese mismo año se graduaron también cinco ingenieros geógrafos y cuatro farmacéuticos. El acto de colación se realizó el 13 de julio de 1920, y estuvo presidido por Juan B. Terán.
Tanto su hija como su nieta recuerdan que Díaz Romero dedicó su vida a la Universidad Nacional de Tucumán. “Mi abuelo enseñó en el Instituto Técnico por más de 30 años, donde fue maestro de Eugenio Flavio Virla. También fue director del Instituto de Bromatología”, describió Ana Mónica.
“Para mí es un orgullo de ser la nieta de uno de los seis primeros ingenieros químicos de la Universidad Nacional de Tucumán, es hermoso ser parte de esta familia universitaria. Yo soy docente de la carrera de Inglés en la Facultad de Filosofía y Letras y en cierto punto siento que estoy siguiendo los pasos que él nos marcó”.
“A mí me produce muchísima emoción que mi padre haya sido uno de los primeros en pisar esta casa, realizando sus estudios entre 1914 y 1919. Yo tengo 82 años hoy por eso conozco hace mucho a la Universidad y pude apreciar el cambio a lo largo de los años. Comenzó siendo una pequeña Casa que hoy está hermosa y enorme, es una de las universidades más importantes de nuestro país, reconocida internacionalmente, y creo que va a seguir creciendo cada vez más”, manifestó la hija del universitario.
“Uno de los puntos más importantes es que 100 años después se mantiene vivo el espíritu de la UNT. Hoy los docentes seguimos apostando a formar no sólo académicamente sino también a inculcar el esfuerzo, la investigación y el progreso diario. Que los estudiantes de la Universidad sean en el futuro hombres de bien, esos son los valores intactos que grande hombres como Juan B. Terán o Miguel Lillo, como tantos otros, nos han legado”, reflexionó la nieta del universitario.
“Que estos 100 años sean un impulso para seguir creciendo, estoy orgullosa de la capacidad de cuanto profesional conozco formado en nuestra Universidad, y creo que vamos por el camino correcto”.
Quienes dispongan de documentos o imágenes que consideren importantes para la reconstrucción del archivo histórico de nuestra Universidad, pueden enviarlos a través de la página http://www.unt100.org/contacto/vivi-el-centenario/, completando el formulario para aportar, compartir y vivir el Centenario.